La reconstrucción de Golden State Warriors comenzó en el verano que lo perdieron todo. Justo cuando Kevin Durant se marchaba y Klay Thompson caía lesionado por primera vez, desde la directiva comenzaron el trabajo para regresar a la élite.
En The Sporting News hemos analizado el tema al detalle, pero siempre añade interés y realidad conocer el relato de los protagonistas. En este caso, gracias a un artículo de Zach Lowe en ESPN con detalles y declaraciones acerca de los secretos y detalles.
El traspaso de Andre Iguodala
"Recuerdo que me miraba como diciendo, 'lo entiendo'", recuerda Bob Myers, GM de los Warriors. “Él no estaba como diciendo, 'que te jodan'. Fue todo lo profesional que se puede ser. Es tan inteligente que no le sorprendió en absoluto la noticia".
Myers se reunió con Iguodala apenas unos días después de la derrota en Toronto en las Finales. La salida de Durant parecía cada día más real pese al interés en renovarle. La cuestión es que Myers quería usar su salida para conseguir algo a cambio. Perder gratis a KD era inasumible.
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Brooklyn aparecía en el centro de la escena y allí tenían D'Angelo Russell. Si bien había dudas en la directiva por su encaje ofensivo y defensivo junto al núcleo, era un All-Star de 23 años. Necesitaban convencer a Durant, a Russell y a los Nets de que el movimiento era beneficioso para todos.
Para ello, Myers incluyó en las conversaciones compensaciones de Draft. Los Warriors darían rondas a unos Nets que no necesitaban el traspaso para hacerse con KD. Mientras, Russell conseguía su objetivo principal: el máximo salarial que Minnesota recelaba de ofrecer.
Comunicar el traspaso de Iguodala
Myers convenció a los Nets con una primera ronda protegida al top 20. Ahí también entró el factor fortuna: como la siguiente temporada de los Warriors fue horrible en el balance de victorias, la elección se hundió y finalmente Brooklyn solo recibirá la segunda de 2025.
Cerrado el acuerdo de traspaso, faltaba la peor parte: comunicar el traspaso de Iguodala. Necesitaban librarse de su gran salario para completar la operación. Steve Kerr lo llevó muy mal. Estaba en plenas vacaciones y descubrió el traspaso a Memphis cuando Myers ya lo había cerrado.
Kerr estaba en la playa con su mujer y cuando tomó su teléfono vio un mensaje de Myers explicando el intercambio. "Estaba destrozado", dice Kerr a Lowe. "Como, 'Dios mío, no puedo creer que estemos perdiendo parte de nuestra alma'".
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Kerr llamó a Iguodala. Ambos se emocionaron. El técnico le pidió disculpas y el veterano hizo lo mismo. "Probablemente él sabía antes que yo que esto sucedería". Fue una llamada triste. Iggy era el miembro más respetado del vestuario al que llegó Kerr en 2014. Desde entonces era su extensión en cancha y vestuario.
"Ese traspaso [el de Iguodala] es un gran ejemplo de por qué el entrenador no debería ser el GM", explica Kerr. "Si hubiera sido mi decisión, no habría hecho el trato y no estaríamos sentados aquí con Andrew Wiggins y [Jonathan] Kuminga".
Aun así, la peor llamada no fue la de Kerr, sino la de Stephen Curry. Myers y el base guardan una fantástica relación basada en la confianza. "Steph no exige o demanda, lo que pide son explicaciones. Quiere saber los motivos detrás de las decisiones". Así, Myers le explicó que ese era el camino para realizar la mejor transición posible.
La conversión de Russell en Andrew Wiggins
"Hubo meses de conversaciones", dice Myers. "Probablemente más que con cualquier traspaso que haya hecho". Golden State navegaba sin Curry ni Klay, con un Draymond desolado y el equipo más pobre de su última década. Mientras, los directivos pensaban en cómo convertir a Russell en otra pieza.
Karl-Anthony Towns y Russell, grandes amigos, hablaban desde hace tiempo para jugar juntos. Por su parte, Wiggins sabía que la posibilidad de salir era muy real, en especial desde 2019. La situación en Minnesota no mejoraba. De hecho, iba a peor. Ni su excelente relación con Ryan Saunders sirvió en la 2019-2020.
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El proyecto de los Wolves se hundía y Golden State quería un cambio. Russell no encajaba en esa ofensiva de movimiento sin balón y pases rápidos. En absoluto. Por si fuese poco, su compromiso defensivo tampoco ayudaba. De ahí que las negociaciones con Minnesota comenzasen pronto en la temporada.
"Me fui a dormir pensando que no íbamos a cerrar un trato", dice Myers en referencia a los últimos días antes del cierre de mercado. "Los traspasos mueren constantemente sobre qué elecciones del Draft incluir". Minnesota y Golden State negociaban el traspaso de Russell por Wiggins, pero no se ponían de acuerdo en los picks.
Había gente en los Warriors que apoyaba un traspaso limpio. Otros creían en la necesidad de rondas para compensar el valor de mercado de Wiggins. Y un último y más reducido grupo tenía muchas dudas respecto a absorber ese contrato. Kerr jamás se lo pensó.
"Lo más importante para mí no era el ataque, era la defensa", dice el entrenador. "Necesitábamos desesperadamente longitud y atletismo en el alero. Para mí, no se trataba tanto de cómo [Wiggins] encajaría en nuestro juego. Necesitamos un cuerpo así'".
Minnesota accedió a entregar una primera ronda del Draft protegida al top 3, con la que después sería elegido Jonathan Kuminga.
La adaptación de Andrew Wiggins en su nuevo rol
"Como a la mayoría de los jugadores, Wiggins necesitó un par de meses para sentirse cómodo con todo el movimiento sin balón", dice Kerr, y el canadiense confirma. "En este sistema, tienes que moverte mucho. Muchas de las posiciones son casi intercambiables".
Los Warriors le pidieron a Wiggins muchísimo foco defensivo y dos aspectos en ataque, que tirase más triples y que mantuviese su actividad en los cortes sin balón. Accedió, trabajó y los meses le convirtieron en el jugador de complemento perfecto. La pieza que necesitaban.
"Tiene un papel completamente diferente aquí", dice Kerr, "y ha encajado perfectamente".
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En Golden State no preocupa su futuro. Es decir, seguro que Myers está pensando en cómo encajar las piezas para dentro de unos años al igual que hizo en 2019. Ese es su trabajo. Sin embargo, una de las claves de esta franquicia es su honestidad en el trabajo.
No les preocupa que Wiggins tenga o no salario de All-Star o si va a dar un paso al frente cuando Curry o Klay se hagan mayores. Si llegado el momento, deciden traspasar a Wiggins, serán francos con él. Si por el contrario quieren retenerle, le explicarán con detalle los porqués del dinero. No se trata solo de encajar bien a las piezas en los huecos adecuados, sino de ser honestos en el día a día. Desde la directiva hasta el último utillero.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.