Se acabó el misterio. Lionel Messi será jugador del Inter Miami de la MLS. Jugará en el tercer país de su carrera luego de militar en las ligas de España y de Francia: Estados Unidos. Y hay múltiples razones para esa decisión.
Fuera de lo que tiene que ver con los impedimentos que conspiraron contra su vuelta al Barcelona, lo que era la prioridad para Messi y su familia tanto deportiva como humanamente, la situación requería de una definición y allí fue que el argentino se inclinó por la Florida antes que por el fútbol árabe o incluso una continuidad en Europa aunque, claro, en otro club.
¿Por qué Messi eligió al Inter Miami y a la MLS?
Hay una razón que se desprende como evidente en todo este contexto: la comodidad del astro. No solo por la primera opción, que era el regreso al que fue su hogar durante gran parte de su vida, sino por lo que será en definitiva una negativa a otros lares, como Arabia Saudita (donde incluso tiene relaciones comerciales).
Incluso podría mencionarse a la Premier League, que también tiene clubes con el suficiente poderío económico como para costear un contrato como el de Messi. ¿O acaso alguien puede creer que Leo jugará en el Inter porque no tiene otra opción? Ofertas y acercamientos no le habrán faltado, incluso aquellos que no hayan salido a la luz.
Mira la MLS en Estados Unidos a través de Apple TV: suscríbete aquí
Messi ya había manifestado que Estados Unidos era un país que lo seducía y en el que le gustaría vivir. El estado de Florida, quizá el que más aroma a latino tiene gracias a su inmensa comunidad, lucía como la opción ideal para que el crack armase un sitio lo más parecido posible a un hogar.
Tras ganar el Mundial Qatar 2022 y saldar el gran sueño de su vida, suena difícil pensar en motivaciones mayores para un Messi que ya tiene 35 años y lo ganó absolutamente todo. Lo que no quiere decir que no vaya a seguir jugando a tope: la competitividad de esta clase de jugadores es inmune al paso del tiempo. Es inalterable, incluso, cuando se alejan del profesionalismo. Ya lo dijo otro argentino como Manu Ginóbili: quiere seguir ganando a todo, hasta cuando juega con sus amigos.
Por supuesto, en la MLS no habrá objetivos tan seductores ni una exigencia tan alta como los que podría encontrar en una Champions League, pero la mira parece puesta más allá. Messi no le pedirá a la MLS que se convierta en una Liga de Súper Estrellas. Y la MLS tampoco le pedirá a Messi que sea el Messi de hace 10 años; probablemente ni siquiera le pida que sea el del hace unos meses en Qatar. Los únicos que le reclamarán (y nada podría importar menos) serán aquellos haters que le cuestionen irse a jugar allí. Para Leo y para el club, por el contrario, se avizora una relación muy relajada en la que ambos se permitan disfrutar los beneficios mutuos.
El año que viene Estados Unidos albergará una Copa América y, dos años más tarde, un Mundial para el que Messi pudo haber dicho que quizá no llegaría, pero nadie se animaría jamás a descartarlo. Y allí todo cobra aun más sentido: vivir en el país le ahorrará a Leo (y a su físico, sometido a la más alta exigencia mundial durante casi dos décadas) kilómetros y millas de viajes y trajines que pesan mucho más a esta altura de su carrera que tiempo atrás.
Además, tendrá a su familia con él casi todo el tiempo. Así como los tuvo en Qatar, pero a diario. Incluso tratándose de Messi, tal vez la persona más famosa de todo el planeta, cuesta imaginarse una vida escondido de todo. Por supuesto, tampoco se esperará que pasee por Ocean Drive como cualquier hijo de vecino, pero estará en un lugar donde los lugareños no enloquecerán (tanto) con su presencia. Y esa tranquilidad no es nada menor. A Messi le ha llegado la hora de disfrutar desde aquí hasta que se despida en Norteamérica 2026 o cuando él lo decida.
Artículo publicado originalmente el 7 de junio de 2023.