El rival de Boca en la final de la Copa Libertadores es el Fluminense. Es la segunda vez en su historia que el Tricolor disputará el partido decisivo de este certamen y buscará consagrarse por primera vez como campeón continental.
El equipo carioca llegó hasta la final exhibiendo un juego especial y que se ve en pocos lugares del mundo, representando al fútbol brasileño de antaño de la mano de Fernando Diniz, su entrenador. A continuación, The Sporting News analiza el particular estilo del Fluminense y las claves del rival de Boca.
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Cómo juega Fluminense: el análisis
El fútbol "funcional"
Hace unos años comenzó una “revolución” en Brasil, principalmente en las redes sociales y que luego se mudó hacia el periodismo local e incluso al ámbito profesional, de la que surgió el concepto llamado "ataque funcional". Este término fue inventado para describir ciertas características históricas del fútbol brasileño y también para diferenciarlo del "ataque posicional" que reina desde hace más de una década, principalmente desde la llegada de Pep Guardiola y los distintos entrenadores que buscan imitarlo.
Para explicarlo brevemente, el ataque funcional es una forma de organizarse que cumple con ciertos aspectos: la asimetría, la movilidad constante para circular la pelota, los futbolistas que emplean distintas funciones dependiendo de cada jugada. También se fomenta la libertad posicional, entre otras claves. Esto es algo que los distintos equipos y seleccionados brasileños hicieron a lo largo de su historia, pero que en los últimos años se había perdido y revivió con Diniz.
Uno puede ver al Fluminense cuando tiene la pelota y es evidente cómo acumula la mayoría de sus jugadores alrededor de la pelota, liberando distintas zonas del campo. La amplitud y ocupación de los espacios no son aspectos prioritarios dentro del ataque funcional, sino que los futbolistas se van moviendo para generar asimetrías y flexibilidad táctica.
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Dentro de este estilo de juego del Fluminense se entiende por qué futbolistas como Paulo Henrique Ganso o un Marcelo de 35 años, quienes probablemente en otros equipos quedarían más relegados, son tan importantes. El 10, campeón de la Copa Libertadores con el Santos en 2011 junto a Neymar, se mueve por toda la cancha y está siempre cerca de la pelota, mientras que el ex Real Madrid inicia las jugadas como lateral izquierdo pero después va también liberándose.
“Como a los dos nos gusta tener la posesión, la gente asocia mi estilo con el de Guardiola. Pero ahí se acaba todo. A él le gusta tener la posesión, pero es lo contrario al mío. Su estilo es posicional, el mío es antiposicional. En Fluminense, los jugadores pueden cambiar de posición, el campo está más abierto, es un juego más libre. En ciertos momentos los jugadores se mueven todos juntos en las mismas partes del campo, e incluso dentro de esa sección del campo los jugadores cambian de posición", reveló Diniz en una entrevista hace un tiempo.
Dentro de esta idea que representa de forma característica al fútbol brasileño, en la que el Fluminense en muchas ocasiones sale jugando como si no existiera un rival o sin importar el contexto, es normal que a cierto público le parezca excesivamente riesgoso. Pero tanto el Tricolor como Diniz toman el riesgo como un aspecto natural del fútbol y de su estilo y eso, entre otras cosas, es lo que los llevó hasta la final de la Copa Libertadores.
El estilo de juego propuesto por el técnico brasileño encaja como anillo al dedo con Germán Cano, quien es un goleador implacable. El argentino es el finalizador de la mayoría de los ataques que crea el Fluminense y lleva 36 tantos en 54 partidos disputados este año. El nacido en Lanús, de 35 años, será una de las grandes esperanzas del equipo a la hora de intentar conquistar la Copa Libertadores.
La defensa, el principal defecto
Evidentemente, en un equipo compuesto en su mayoría por futbolistas más creativos y ofensivos, lo normal es tener ciertos problemas a la hora de defender. El Fluminense siempre busca llevar la iniciativa y por lo general deja espacios al contragolpe, aunque también depende de los riesgos y la estrategia de partido que se tome (en algunos encuentros prefiere ser más cauto).
De todas maneras, la principal debilidad defensiva del Fluminense es a la hora de proteger su propia área. Sus centrales no son particularmente buenos en ese aspecto y de hecho quien más se destaca es Felipe Melo; por eso es un jugador clave para Diniz a pesar de ciertos cuestionamientos hacia el brasileño de 40 años. En este sentido, el entrenador del Tricolor esperará hasta último momento tanto a su capitán Nino como al ex Palmeiras para conformar su dupla titular.
Aunque el Fluminense es un equipo con jugadores talentosos y sus virtudes principales están en el ataque, todos se comprometen a la hora de recuperar o retroceder para intentar suplir esas deficiencias defensivas. Su presión luego de perder la pelota es lo que mejor realiza el Tricolor en este apartado, con el objetivo de tratar de volver a tener la posesión sin la necesidad de replegarse.
Es así como el Fluminense, un equipo que representa al fútbol brasileño en su forma de jugar con sus virtudes y defectos, dirá presente este sábado 4 de noviembre en el Estadio Maracaná, donde hace de local habitualmente, para enfrentar a Boca en busca de su primera consagración en la Copa Libertadores.